¿Por qué es importante el pase? ES LA ESENCIA DEL JUEGO EN EQUIPO!!
El pase hace feliz a dos o más personas. El bote sólo a una!
Para que todos disfruten con pases necesitamos un balón. Para botar, uno para cada uno.
Es un continuo trasmisor de intenciones, un viaje continuado del yo al nosotros.
El pase es una acción técnica pero también un medio táctico, pues siempre implica una intención: la relación con los demás.
Una comunicación que favorece la dinámica de grupo, la coordinación y la cooperación haciendo el juego colectivo más vistoso y rico. Es la esencia de los deportes y el trabajo en equipo.
Permite aportar a cada uno y recibir de los demás.
Es instrumento, herramienta, procedimiento, medio, … un fundamento del juego.
El equilibrio entre lo individual y lo colectivo se consigue a través de la circulación del balón. Es el canal de trasmisión donde viajan no sólo los mensajes tácticos, también los deseos y anhelos del que realiza el pase por conseguir el objeto con el cual lo hace.
El pase es solidaridad, generosidad táctica, es uno más uno, la expresión máxima del uno para todos y todos para uno. El pase da continuidad a mi acción, al pensamiento táctico de quien lo realiza que es proyectado en el compañero que lo recibe. Nos permite situar el balón donde queramos, siendo la mayoría de las veces la única forma de hacerlo.
A través del pase puedo influir en espacios a los que de otra forma no podría acceder.
El pase no tiene sentido sin el otro o los otros, sin su apoyo desinteresado y el ofrecimiento continuado. Da sentido al juego sin balón, pues un pase cede y comparte el protagonismo con los demás. Invita y obliga a la participación de todos y llena los vacíos entre los jugadores. Acerca distancias e inventa redes de comunicación interna que permite la densidad de relaciones en el seno del equipo y la inclusión en el juego de todos.
El pase hace potencialmente más peligrosos a los demás!
Es orden y disciplina, pero también Creamos juego con el pase. Imaginamos, sorprendemos y engañamos al rival.
Reinventamos nuestro juego y nos permite cambiar de dimensión. Pasar bien y dominar sus fundamentos técnicos tácticos es conseguir elevar el nivel de juego, es abandonar la mediocridad para buscar la excelencia. Dominar el pasar y hacerlo con pericia también es decidir, sorprender, engañar, innovar, concentración, ambición, arriesgar, valorar, proyectar, influir, organizar,…
Es ética y estética. Da sentido y criterio al juego de equipo y lo hace bonito.
Una asistencia en tiempo útil es medio gol. La pérdida del balón es un gol en contra.
Un buen pase medio segundo después ya no existe. Nos recuerda lo difícil de la perfección y que la excelencia es un viaje continuado sin final. No hay término medio.
Sólo hay dos formas de hacer las cosas: bien o mal.
Un pase hace feliz a quien lo da, quien lo recibe y a quien lo ve, pues genera una filosofía, un concepto de juego que además de desarrollarse en la cancha contagia más allá del terreno de juego y transmite su espíritu a los que observan desde fuera.
Un mal pase frustra una buena jugada y su historia posterior. Rompe una idea escrita con final feliz y se convierte en drama. Por eso es mejor no preconcebir ni predecir nada, y sí, anticiparse, adaptarse o retardarlo si fuera necesario. Es aquí y ahora. Un segundo después ya no existe.
Un buen pase convence, te invita a creer y cohesiona el grupo. Un mal pase crea incertidumbre, hace dudar y violenta al equipo.
Por todo esto y alguna cosa más debemos enseñar bien a pasar. No a repetir un gesto, y sí a construir toda una filosofía de cómo entender y comprender a jugar en un deporte de equipo.
Cuando Jordan llegó a los Chicagos Bull y le pregunto a Phill Jackson “que quería de él”, éste le contesto: “Que hagas jugar a los demás”. Qué magnífica lección de pase de un entrenador a uno de sus pupilos. Y parece que Michael aprendió.
Por Luis Carlos Torrescusa.
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